Cuando se habla de
mexicanos en Estados Unidos casi siempre se piensa en California, Chicago,
Texas, se piensa en el campo, los ranchos, la cosecha de tierra ajena y no siempre
es así; mucha razón tuvo el ex presidente Fox cuando dijo (Sin el menor atisbo
de diplomacia) que los mexicanos hacíamos en Estados Unidos los trabajos que
los miembros de la población afroamericana se niegan a hacer; pero no imaginamos a los paisanos viajando en el escandaloso metro de Nueva York,
viviendo en el Bronx, en Brooklyn, trabajando y viviendo en Staten Island, en Long
Island o en esa súper amalgama cultural que es el condado de Queens, o poblando el alto Manhattan; Nueva York
siempre está esperando a alguien más y miles de mexicanos llegan a diario con
ganas de pegarle una mordida a la “Gran manzana”.
Miles de mexicanos
hoy, formamos una minoría dentro de otras minorías, trabajamos para otros
inmigrantes, Griegos, Chinos, Coreanos, Árabes, Turcos, etc. muchos patrones no mexicanos, inmigrantes también, pagan a sus empleados mexicanos sueldos legales, ellos emplean
a mexicanos porque se identifican con nosotros como inmigrantes y con una ética
de trabajo firme a diferencia de los nativos norteamericanos; un amigo Griego,
dueño de un restaurante (Donde el 90% de los trabajadores son mexicanos) me
contó porque se identifica con nosotros: “Los mexicanos van subiendo paso a
paso, como yo lo hice, es más fácil enseñarles, el mexicano se sacrifica, para
él, antes que nada está el trabajo, se sienten agradecidos y contentos de tener
trabajo… Otros no rinden tanto, no producen, se quejan, a otros cuando les
dices que vayan a limpiar el baño te contestan: Dile al mexicano… y el mexicano
va y lo hace.”
Hay dos razones para entender la presencia de
Mexicanos en Nueva York, primero, la saturación laboral en otras áreas, California
por ejemplo y segundo, una menor presencia de la migra; la gran presencia de poblanos
en Nueva York obedece a la legalización de 9,000 mexicanos en la última amnistía,
desde entonces ya había en Nueva York algunos poblanos, esto creó un núcleo de
apoyo y así los parientes y amigos de los inmigrantes ya legalizados pudieron llegar más
fácilmente, contábamos ya con ayuda en alojamiento y alimentación en lo que nos
“Emparejamos” me contó una vez Abel, un paisano muy trabajador oriundo de Cholula,
Puebla, que tiene 15 años viviendo en Nueva York, trajo a sus 2 hijos y tiene 3 nietos nacidos en Nueva York, que siguen siendo poblanos.
Hoy Nueva York está
salpicado de aromas, colores y situaciones netamente mexicanas, ha dejado de ser difícil conseguir
tortillas decentes, nopales, chile pasilla, mole, se acabaron las agruras por
la salsa Tabasco y aunque las roscas de reyes dejan mucho que desear, se pueden
encontrar buenos tamales y churros afuera del metro en la calle 34, en Manhattan, en franca competencia con Donkin Donuts, puedes también comprar mangos con chile en Coney Island
y Union Square, buenos tacos de carnitas y carne asada con guacamole por el
rumbo de la calle 50 en Brooklyn, sin faltar el sabroso mole poblano y las
aguas de frutas y horchata, excelente pan dulce en Brooklyn, sin que falten las "Cemitas".
He vivido años en Nueva York, he visto como mis paisanos han traído las cosas que me
recuerdan de dónde vengo y refuerzan mi sentido de pertenencia, he mirado como
aparecen los estandartes de la Guadalupana por doquier, he sido testigo de la
explosión de lo mexicano en Nueva York, un fenómeno sin centro, diseminado, disperso,
y es así, porque no existe todavía un Little México o México Town como el de
China o Italia, sin embargo veo con esperanza la posibilidad de que poblanos,
chilangos, mexiquenses, oaxaqueños, guerrerenses... mexicanos, podamos lograr una mejor
organización, trabajar, vivir en paz y ¿Por qué no? Alcanzar eso que no
entiendo, que no busco, que no deseo y que llaman “Sueño americano”.
Diario, a diario
llegamos más.
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