miércoles, 17 de julio de 2013

En cuanto a la locura.

  A Ernesto Quiroz, por la gracia de Dios.


                     No es lo mismo tener una adicción, que tener un problema con una adicción.

                                                                                                                   Dr. House.                                                      

     Hace algunos años asistí a uno de los acontecimientos que me han parecido más desconcertantes en mi vida, era un domingo en la mañana, día y hora perfecta para una resaca de antología, para una "Crudota"; me reservaré el nombre de quien sufría dicha cruda, no quiero herir suseptibilidades; en aquel tiempo todavía no sabía yo lo que era una cruda, ni siquiera una borrachera.
     Mi padre trabajaba con adictos, la mayoría de ellos alcohólicos, Luigi Martinolli, mi padre, decía que los alcohólicos eran los más difíciles de tratar, por ser los más egocéntricos, egoístas, necios y soberbios de toda la gama de adictos existentes y por existir.
     Aquella mañana de domingo mi padre interrogaba de manera amable, pero firme, a aquel hombre, la recámara donde estábamos era un verdadero desorden, había ropa sucia mezclada con libros viejos y revistas mojadas, colillas de cigarro, vasos sucios medio llenos, ventanas rotas, restos de comida en el piso, una puerta que había sido arrancada y que permanecía recargada en una pared a punto de caerse, olor a vómito y afuera, una familia triste, desconcertada, desesperada, asustada.

     - ¿Cómo te sientes? Preguntó mi Pater.
     - De la chingada, me siento de la chingada. Le respondió aquel hombre.
     - Veo que volviste a beber.
     - Sí, volví a beber... ha de ser por tanto pinche problema.
     - ¿No crees qué tu problema principal sea tu manera de beber?
     - No sé... no sé...
     - Llevas meses borracho, antier vomitaste sangre y ayer te volviste a emborrachar.
     - Me la voy a "curar" y te juro que ya le voy a parar.
     - Andale pues, nomás dejame decirte algo: Tú solo, no vas a poder, por más que lo desees...

     Cada vez que escucho que una trágica muerte está vinculada con alguna adicción, recuerdo aquella conversación,  también recuerdo que la adicción es una enfermedad incomprendida, hace unos días el actor de la serie "Glee" Corey Monteith, fue encontrado sin vida en un hotel de Vancouver, Canadá, él había dicho alguna vez que desde su adolescencia había estado luchando contra las adicciones, el martes pasado la autopsia que le practicaron reveló que murió a causa del abuso de heroína y alcohol; aquel hombre con el que mi padre platicó, llevaba meses bebiendo alcohol, dos días antes de la conversación había vomitado sangre y sin embargo seguía emborrachandose, a pesar del daño que se hacía, a pesar del dolor, miedo y frustración que causaba a sus familiares, a quienes amaba, no podía, por más esfuerzos que hacía, dejar de beber, así de desconcertante, así, rayando en la locura.
     De locura también me parece que la causa más común de muertes accidentales en Estados Unidos sea la sobredosis, más común que las muertes por accidentes automovilísticos, México no se queda muy atrás, cada vez que estas muertes suceden pienso en todo el potencial desperdiciado, y pienso en todas nuestras limitaciones como sociedad para poder abordar objetivamente este problema tan grande, problema que en nuestro país ya es de salud pública, esa "Salud Pública" que no alcanza a cubrir lo escencial, salud pública que debido al sistema corrupto desde donde es administrada, no puede curar, sistema que enrriquece a gobernantes que se curan en solvencia moral y visitan Manhattan para no parar de comprar centenares de camisas y zapatos finos, mientras en las clínicas públicas no hay ni jabón con que lavarse las manos.

     Las drogas y el alcohol le mienten a tu cerebro, lo engañan.
     Las adicciones son una enfermedad del cerebro, hoy sabemos que esta enfermedad actua  en el sistema Límbico, esa parte del cerebro que está relacionada con la memoria, la recompensa y las emociones.
     Los especialistas en el tratamiento de las adicciones se refieren a esta área del cerebro como el centro de recompensa, ya que garantiza que sean priorizadas todas las actividades de supervivencia como: Comer, beber, tener sexo, (Para preservar la superviviencia de la especie) y mantener interacciones humanas, lo que en algunos lugares llaman "Relaciones interpersonales".
     En etapas muy avanzadas de la enfermedad llamada adicción, podemos ver como los impulsos que se relacionan con la recompensa, en especial aquellos que se relacionan directamente con la supervivencia son priorizados por el consumo de drogas o alcohol, por eso el enfermo adicto arriesga su trabajo, su familia, incluso su vida por el consumo de drogas, el consumo continuo, obsesivo/compulsivo se convierte en su principal prioridad. ¿Con cuantas te llenas amigo? -Con las que vengan. Todos estos impulsos suceden en un nivel "Subconsciente" no son reconocidos por el enfermo, por eso está enfermo, por eso arriesga tanto su vida.
     A quien no tiene la información anterior o no la comprende, le parece increíble lo que en el noticiero de la noche aparece: Una mujer jóven que deja abandonados a su suerte a sus cuatro hijos pequeños por tres días, nos parece incomprensible como esto puede suceder, la mujer adicta a las metanfetaminas, sale a comprar comida para sus hijos, viven en un barrio de clase media, su esposo está de viaje de negocios, en el camino se encuentra con un traficante, un "Dealer" decide comprar algo de droga, solo para relajarse, (Aunque no tiene problemas económicos, ni problemas de salud) y ahí se queda, termina encerrada en un motel 3 días drogandose con metanfetaminas, acompañada de un desconocido que abusa en repetidas ocasiones de ella, aunque ame a sus hijos el consumo de la droga se convirtió en su prioridad más importante, la adicción tomó el control, y fue impulsada por fuerzas subconscientes; la crianza y el cuidado de sus hijos, así como su instinto maternal y el amor por ellos pasan a segundo termino, son anulados por su propio cerebro, perdió el control, es impotente ante esto, su sistema de recompensas fue "reprogramado" para buscar, conseguir y consumir drogas, sin importar las terribles consecuencias.
     El enfermo adicto rompe con sus relaciones principales, llegan a mentir, engañar, robar, prostituir y prostituirse en el afán de conseguir la sustancia que necesitan, en algún momento reconocen su descontrol, su impotencia, pero no pueden parar, no pueden detenerse, se convierten en impotentes ante la sustancia.

     Libre albedrío.
     Cuando somos testigos de la adicción de alguien (me refiero a una adicción fuerte, la adicción considerada enfermedad, no a los gustos o costumbres de consumo de sustancias legales, ejemplo: cerveza, chocolate, vino, vodka, carne, etc. En el consumo de alcohol existen bebedores sociales y bebedores fuertes, no todos los que beben son alcohólicos, ni todos los alcohólicos beben) es necesario saber que estas personas padecen una enfermedad específica, causada por un agente único y constante (Sustancia) una enfermedad que altera su cerebro y también su comportamiento.
     Tendemos a creer que, como todos los adultos tenemos libre albedrío el adicto lo tiene y nos parece desconcertante como los adictos sufren de una alteración para poder percibir que tienen libre albedrío y como se encaminan sin freno hacia la autodestrucción, también creemos que pueden tomar sus propias desciciones, especialmente cuando se trata de recibir ayuda, cuando creemos eso, damos por hecho que una persona que sufre por una adiccción, con un cerebro enfermo, aceptará lo inaceptable y dejará de hacer eso que se convirtió en algo fundamental: Consumir, será imposible que pueda tomar esa descición, porque su cerebro ha sido alterado para priorizar el consumos de drogas, incluso por encima de la propia supervivencia.
     A medida que se acumulan las consecuencias del consumo de drogas y alcohol, la desesperanza, la vergüenza y el odio a sí mismos se convierte en norma, consumen drogas y beben alcohol para aliviar el dolor, pero el remedio agrava el problema, la respuesta, la solución al problema pasa desapercibida frente a sus ojos debido a los cambios neurobiológicos que ocurren en sus cerebros; la buena noticia es que existen tratamientos efectivos, tratamientos que sí dan resultados, hay tratamientos diseñados para que los adictos se den cuenta que necesitan ayuda y tratamiento y reconozcan que tienen un problema, la mayoría de los enfermos son obligados a entrar en tratamiento por una u otra razón, razones legales, laborales o familiares.
     Con un tratamiento adecuado la probabilidad de recuperación y abstinencia es igual de buena como la de la minoría que busca tratamiento por su propia voluntad. Desgraciadamente menos del 10% de los enfermos adictos reconocen que tienen un problema y buscan tratamiento y se comprometen a seguirlo y logran su recuperación.
     Esta es la razón de la complejidad de este gran problema de salud pública, la solución pasa desapercibida para quienes viven el infierno de una adicción, las personas que sufren una adicción a drogas o alcohol no buscan ayuda, no saben que tienen un problema, pareciera que esuviesen dormidos y el camino al despertar es practicamente imposible.
     Cada una de las muertes de enfermos de adicción es trágica, murieron por una enfermedad mentirosa, tramposa, engañosa, una terrible enfermedad que les miente; una buena instrucción académica, una buena educación, talento, inteligencia no nos protege de ninguna enfermedad, de ninguna, así como no existen enfermedades que se curen con golpes, humillaciones, consejos, vejaciones o juramentos y promesas, el alcohólismo y la drogadicción no respetan edad, sexo, educación, ni posición social, son enfermedades crónicas, degenerativas y mortales. 
     Somos responsables de conocer la verdad sobre las adicciones, de instruir a nuestros hijos con esa información, no estoy declarando la guerra al alcohol, pero nadie se vuelve alcohólico bebiendo limonada, es necesario crear consciencia e intervenir por aquellos que tienen esta enfermedad, saber que es muy poco probable que puedan hacerlo por sí mismos.

Luis Ache Martínez, julio del 2013.


Bibliografía " La guía clínica para el método de los 12 pasos"  Marvin Seppala, Hazelden.


Adicciones. Raúl Arias.

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